Bailan las hojas
acompañadas en el aíre,
resecas por el tiempo,
a punto de extinguirse,
mas con alegría
de no emprender solitarias
la inevitable agonía.
Suave brisa,
fuerte viento,
como torbellino,
que refresca,
cambia el camino,
mueve el destino.
Colores rojizos, naranjas
amarillos, cafés, verdosos
en los árboles que eran verdes,
transforman ante todos
a un hermoso paisaje.
El cielo cambia, de cierto,
su apariencia
celajes preciosos, tan diferentes,
destilan fe y esperanza,
anuncian el invierno ya cercano,
que traerá nueva vida
a lo que se pensaba muerto.
Así es la amistad que llega…
…en el esperado otoño de la vida…
Alicia Herrera Rebollo
13 de febrero 2014
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