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lunes, 24 de abril de 2023

Yo también fui madre

Creo que es la primera vez que hablaré de esta experiencia. Y decidí hacerlo, porque necesitaba contar en breve esto que me pasó.


Después de dos años de casada, empecé a tener hemorragias y dolores por endometriosis. Milagrosamente en 1999, a 4 meses de un desprendimiento de uno de los fibromas intrauterino que tenía, logré quedar embarazada.

Recuerdo la emoción de sospechar que estaba embarazada.  Andábamos en Guatemala, por mi graduación de la Maestría en Biblia.  Unos días antes, en casa de Susy y Ricardo, me dio un mareo, y mi mami me revisó, y me dijo... estás embarazada.  Fue algo que nos llenó de alegría. Yo le creí a mi mami, porque sé que como médica ha tenido un ojo clínico agudo. En el acto de graduación, mientras cantábamos, algo me hizo sentir que alguien vivía en mí.  Al regresar al país, Saúl me acompañó a hacerme la prueba y que felicidad sentimos cuando nos confirmaron que íbamos a tener a nuestro primer hijo/a.


Compuse una canción que día a día le cantaba a mi bebé, empezamos hacer planes, a soñar, en fin. Fue algo hermoso e indescriptible. ¡Nuestro bebé estaba creciendo dentro de mi! ¡Que maravillosa experiencia! cuanto amor sentía!

Pero por las mismas dolencias, como a las dos semanas de enterarnos que estaba embarazada, un día sentí dolor, como una punzada, y Ana Celina, que estaba en la casa, me dijo: acóstate. Sentí un calor en el vientre y el dolor se fue. Fui a pasar consulta, y me recomendaron reposo absoluto.  Empecé a manchar y tuve que ir de emergencia y el doctor me dijo que era normal, que no me preocupara y que siguiera con mi vida. Que no tenía que alarmarme. El 29 de octubre de ese año, celebramos nuestro 5° aniversario en la Iglesia de Las Colinas, y dimos gracias a Dios por ese milagro.

Pero a la semana de la punzada... lo que temíamos sucedió: perdí a mi bebe. Solo fui madre por 7 semanas. 

En esos momentos sentimos tanto dolor, sin embargo, la paz de Dios inundó nuestros corazones.  Vienen a mi mente palabras de ánimo de las hermanas de la Iglesia en Las Colinas, de mi familia, especialmente mis hermanas y mi amada madre, la familia de Saúl.  Sentí que él estaba siendo más afectado que yo. Sin embargo, en esos momentos me dijo que se había casado conmigo para amarme y no solo para tener hijos. Que daba gracias a Dios que yo aún estaba viva.

Mucha gente me ha dicho: tienes un angelito en el cielo. Bíblica y teológicamente sinceramente no se dónde está. Se que no es un angelito, pero sé que debe estar en algún lugar.  Francamente esto ha sido siempre una interrogante para los creyentes.

A pesar de que me puse en tratamiento de infertilidad por varios años, gastando un dineral, pidiendo permiso en el trabajo (y soportar regaños de un nuevo jefe), exámenes míos y exámenes a Saúl, una intervención quirúrgica, etc.  no pudimos lograr tener otro embarazo. Nos fuimos haciendo la idea de que nunca tendríamos un hijo.

Hablamos de adoptar, pero nunca lo decidimos.  Después del terremoto del 2001, había un bebé que perdió a sus padres en Las Colinas, y fuimos a ver si podíamos adoptarlo, pero cuando llegamos, ya el bebé había sido llevado por otra pareja.

Siempre estuve contra el aborto, porque yo misma fui por poco abortada, y los doctores querían que mi madre lo hiciera por su vida corría peligro, y por una intervención divina, es que nací.  

Desde esa experiencia, nació más en mí ese total repudio contra el aborto. Y más cuando son deliberadamente cometidos.

No comprendo como una mujer, teniendo a un ser vivo en su ser, puede pensar en asesinarlo. ¡Realmente no lo comprendo!

Mi corazón, mi mente, todo mi ser, se conmueve cuando sé de casos en que madres han ido a tirar a sus hijos, a basureros, o los dejan abandonados en calles, asilos, etc.

Muchas mujeres hemos deseado ser madres y no hemos podido. Y otras que pueden no quieren serlo.  Las personas si que son contradictorias.  

Sé que hay muchas razones en las que se escudan algunas mujeres. y no las voy a discutir ni nada, pero quiero decirles: Por favor, mujer, sea la razón que sea, no abortes.

Y a ti que aún no eres madre por problemas de salud, te pido, no te desanimes,  pues hay tantas, como mi hermana Susy, que después de tratamientos, pudo tener su precioso bebé. También mis hermanas Maritza y Ana Celina, pueden dar testimonio de los milagros de Dios en sus vidas, al concebir a sus hijos/hijas.  Aun con problemas de salud, de estar a punto del aborto,  Dios les dio el deseo de su corazón. 

 Y a ti que quizás nunca serás madre o que ya no hay chance de serlo, te pido: no te sientas mal, no eres menos mujer por no tenerlo.

Dios es dueño de nuestras vidas, y Él sabe por qué o para que permite las cosas en ellas. 

Gracias le doy a Dios, que a pesar de no poder concebir un hijo, tuve la oportunidad sentir en mi vientre el milagro  de la vida, el milagro de la maternidad.

No  he podido evitar que mis lágrimas salgan, pero entiendo y lo creo que Dios tiene control de mi vida y que en su sabiduría no permitió que yo tuviera este día un hijo o hija a mi lado.

Así es que si dicen que para morir tranquilo hay que tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro... prácticamente puedo decir: moriré tranquila.

Alguien me dijo: usted será madre de naciones.  Y creo que lo soy, pues mi amor hacia mis sobrinos, a mis exalumnos del Colegio Evangélico Centroamericano, me hizo sentir que tenía cientos de hijas e hijos. Incluso algunos hasta me decían "mamá". En cada niño o niña que se acerca en mí, veo  a ese hijo o hija que no tuve, y trato de darle el amor y la amistad que le hubiera dado a mi hijo o hija.

No tengo un hijo vivo, pero Yo también fui madre por 7 semanas.

Alicia Herrera Rebollo

9 de mayo 2012


Al hijo que no tuve...

 

En mi vientre tiempo atrás,
se tejió el milagro de la vida,
haciéndome sentir el calor y amor maternal.
 
No te pude conocer,
ni tu rostro ni tu voz,
pero dentro de mí, sentí tu corazón latir.
 
Amado hijo un día cara a cara te veré
pleno, feliz, santo, sin mancha.
Pienso que es mejor que no te contaminaras
en este mundo traidor, lleno de maldad y falsedad.
 
Quizá te hubiera consentido demasiado,
mis consejos te hubieran agobiado,
o mis regaños, exasperado,
Eso sí... mi amor te habría prodigado y cobijado.
 
Cada día de la madre recordaré
que tuve el privilegio de llevarte en mi ser.
Por siempre en mi corazón te amaré.

Aunque no estás junto a mí
ni oigo tu voz dulce que susurre al oído: 

¡Feliz Dia Mamá!

Tu corta existencia dentro de mí,
me ha hecho hoy comprender que
¡¡Plena soy como mujer!!

 

Alicia Herrera Rebollo

10 de mayo de 2014


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