Esta mañana
venía nuevamente en una Coaster de la 109- Villa Constitución, un microbús lleno y yo de pie (cuidando que nadie me
pisara, pues he andado con una ampolla en un dedito que me trae sufriendo desde
hace 3 días). De repente, se subió una
niña que parecía ahogarse entre tanta gente, vi su carita triste, con una
especie de bufanda alrededor de su cuello, que, al observar mejor, me di cuenta
que se trataba de una mantilla de bebé. Pensé:
"esta niña parece que va enfermita, ¿con quién vendrá?" . Estaba por
hacerle espacio a la par mío, cuando el motorista, dijo: vaya la niña que se subió
y no ha pagado, y ella respondió con una vocecita dulce y apenada: "vaya
aquí está".
El
motorista seguía diciéndole a la gente que se fuera hacia atrás, que el microbús
iba vacío (como todos). Pero también
expresó: vaya aquí se puede sentar alguien de ladito, la que va embarazada. Y
yo volví a ver a mi alrededor, y pensé: "no hay nadie embarazado, jejeje quizás
lo dijo por mí, me veré tan así".
Seguimos el
camino, y observé que la niña se sentó, y nuevamente pensé: "de plano, la
niña debía sentarse allí, porque nadie más cabía en ese pequeño espacio".
Cuando el
bus se fue quedando vacío, logré volver a ver a la niña que iba sentada, y para
mi sorpresa vi que ella era la embarazada.
Al parecer iba sola.
En ese momento mi corazón se contrajo, pues había oído hablar de niñas embarazadas, pero jamás había visto una niña embarazada. En el Hospital de Maternidad había visto niñas de 16 o 17 años, pero jamás una niña que no llega a los 13 años.
La niña,
típica salvadoreña, su rostro moreno, como la pintan los pintores de bellos
cuadros, sus ojos grandes pero tristes, casi perdidos, estaba así por su
embarazo.
Vinieron
muchas preguntas en mi interior: ¿Quién la habrá embarazado?, ¿su noviecito?,
¿algún desgraciado que la violó la habrá dejado así?, ¿Qué pensamientos pasarán
por su mente?, ¿Qué emociones en su corazón? ¿Qué habrá dicho su mamá?, ¿la
habrá regañado, ayudado, protegido, ayudado?, y otras tantas preguntas más.
Pensé en
todo lo que le robaron, sus sueños de niña, sus juegos con muñecas, con jacks,
con salta cuerda, su sonrisa, quizás la posibilidad de estudiar, no sé
realmente, mi mente y corazón estaban abrumados.
Parece
increíble que jamás haya visto a una niña embarazada, me dolió tanto, tanto,
como no tienen idea. Duele porque pensé
que podía ser mi hija, mi sobrina, mis exalumnas, las hijas de mis amigas. Duele porque es una niña salvadoreña más que
ocupa las estadísticas de embarazo de niñas y adolescentes en nuestro país.
Vinieron a
mi mente recuerdos de mis juegos con mi hermana menor, jugábamos con sus
muñecas, y le acompañaba, aunque a mí no me gustaban mucho las muñecas, y ahora
ver a esta niña que ya no jugaría con sus muñecas, sino que tendría que cuidar
de un bebé, que nacerá quizás desnutrido y pequeño; pues vi su pancita tan pequeña,
aunque se notaba que ya era avanzado su embarazo, vi también su color de piel,
sin brillo y pálido. Recapacité y me dije: al menos, será madre y su bebé
quizás le devolverá en creces lo que perdió...
tendrá su amor, su compañía, sus risas, y después un "Te amo
mamá".
Dios, que
dolor, que tristeza siento. Se que puedo
decir mucho sobre todo tipo de aprendizaje que puedo ver en esto que me pasó
hoy... pero dejaré esto aquí, pues mi mente y corazón aun siguen impresionados
recordando ese ROSTRO DE NIÑA TRISTE.
Alicia
Herrera Rebollo
19 de septiembre de 2013
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