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¡Para los incrédulos!: si salió el sol hoy en la tarde, y hasta hizo un poquito de calor. 2:02 pm |
En estos días en que hemos tenido intensas lluvias en el país, he recordado esta pequeña anécdota:
“Llevamos muchos días de lluvia, muchos
quizás nos hemos desesperado, nos mostramos tristes, inquietos, y
desesperanzados pues no se ha visto el sol, pero este día 17 de octubre de 2011
después de 8 días, por fin salió el sol en San Salvador, y cuando
publiqué la foto en el Facebook, muchos respondieron cosas como:
- ¿A dónde?,
-¡Aquí no hay nada!
-¡En la Escalón hay gran tormenta!,
- ¡En el centro llueve fuerte!,
- ¡En Zacamil está lloviendo!
- ¡¡¡Cierto!!!… ¡¡¡Llueve, pero está SALIENDO EL SOL!!!
Lo curioso es que yo iba saliendo del
Centro de Gobierno y me dirigía a a la oficina de las sociedades bíblicas que
está ubicada cerca del Café Don Pedro, y el sol estaba allí. Lloviznaba, había una leve brisa, pero el sol
seguía allí. Me dirigí de nuevo al centro y a la oficina... y ¿saben qué?
había una lucha entre el sol y lluvia, pero el sol seguía allí. Pude sentir hasta calorcito. Me dio
risa que en un mismo tiempo: unos veían
y otros no veían el sol. Todavía le comenté a don Nelson quien manejaba:
“yo creo que el sol nos va siguiendo a nosotros”.
En esa ocasión reflexioné en esto….
El sol siempre estará allí con su luz y sus rayos, aunque a veces las nubes y las tormentas obstaculicen su visibilidad. Dependiendo de la situación de cada uno, así podrá ver o no que el sol está allí. Todos decimos que después de una tormenta siempre sale el sol. Pero pensándolo bien, esta premisa no es correcta, porque el sol siempre está allí lo veamos o no.
En nuestra vida diaria, a pesar de las tormentas, las nubes, los vientos, los temblores, etc. podemos creer que Dios no está con nosotros y nos ha dejado y que cuando pase la tribulación El saldrá a nuestro encuentro. Craso error, pues Dios está siempre allí, siempre, lo sintamos o no, lo veamos o no. Esta es mi esperanza y lo que siempre me ha animado a seguir adelante.
Cada vez que llueve por muchos días pienso en aquellos pasajes bíblicos que nos muestran escenas de días lluviosos y de tempestades:
En el AT, todos recordamos la historia del diluvio en Génesis 7. ¿Se imaginan? ¡40 días lloviendo! No puedo imaginar las condiciones emocionales, espirituales y físicas de Noé y su familia, en esa arca a la deriva, sin saber a dónde llegarían, cuando terminaría la tormenta y luego 150 días sin salir, esperando que los niveles del agua bajaran. Y al salir, surge un bello arcoíris con la promesa de Dios que jamás volvería a destruir a la humanidad con agua.
En estos días de intensa y continua lluvia creo que hemos experimentado el deseo y anhelo de ver un arcoíris o ver el sol, y la alegría y esperanza cuando los vemos aparecer.
En el NT hay varios pasajes que mencionan fuertes tormentas:
- Mt. 14: 22.33; Mr. 6.45-52; Jn. 6.15-21 relatan cuando Jesús camina sobre el mar, y luego Pedro también camina y pero al tener miedo por el viento fuerte, se comienza a hundirse.
- Mr. 4;35-41; Mt. 8.23-27; Lc. 8.22-25 nos cuentan cuando Jesús iba en la barca y se duerme, cuando comienza una gran tempestad, los discípulos lo llaman atemorizados y reclamándole, pero él se levanta y alzando su voz calma la tempestad.
Que delicioso es ver y sentir que en medio
de nuestras pruebas Jesús siempre está allí, sosteniéndonos, animándonos,
ayudándonos, consolándonos, calmando nuestras tormentas, ¡lo veamos o no!
Gracias a Dios por la esperanza que siempre nos da y por dejarnos sentir que necesitamos de El en toda circunstancia.
La próxima vez que llueva literalmente y
que llueva en tu vida, recuerda que así
como a pesar de ella y a pesar de las nubes oscuras, el sol está siempre allí,
Dios siempre está contigo.
Alicia Herrera Rebollo
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