Esta mañana me
dirigía a las clases de la Universidad. Por diversos motivos me retrasé en la
salida, y para colmo al salir de mi colonia para tomar el microbús que me lleva
a San Salvador, había una gran trabazón. Esperé unos 20 minutos para que pasara
mi ruta. Estaba con curiosidad por saber que estaba originando tal
trabazón. A menos de 1 km. de la
colonia, casi en frente de la Coca Cola de Nejapa, estaba un retén de policías.
Mi primer pensamiento fue: ¡ay no! ¡qué barbaridad, que gran tráfico están
ocasionando estos! Pero en el momento vi que el área donde estaban las
patrullas tenía cintas amarillas. Supuse que algo había pasado. Pensé que el
problema era en alguna casita a la orilla del ferrocarril. ¡Pero no! había un
microbús de la 109 que se va por Apopa parqueado a la orilla de la calle, y al
pasar en frente, vi a dos personas con sus cabezas para abajo. Obviamente
estaban muertas, tenían un número encima de sus cabezas, 12 y 13. Las ventanas
del micro estaban quebradas. Ver detalles de este acto de violencia en http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/judicial/103819-homicidios-ya-rebasaron-el-millar.html
Me impactó
grandemente el haber visto esos muchachos muertos. Por mi mente pasaron tantas
cosas que uno dice, hace, piensa sobre los hechos de violencia. Me puse a
pensar, ¿y si hubiera salido tempranito de mi casa? Pensé en todos los que
íbamos en el microbús, en todos los que tenemos que abordar esa ruta, en mis
conocidos que tienen que abordar buses, en los muchachos de Nejapa que han sido
asesinados en este año. Como es de muchos sabido, Nejapa está ocupando el
primer puesto de crímenes, en lo que va del año. ¿Quién levanta la voz? ¡Nadie!
¿Es culpa de la alcaldesa? ¿Del antiguo alcalde? Todo esto pasó por mi mente en
instantes. Recapacité sobre el asunto y
concluí: ¡somos frágiles, hoy estamos! mañana quien sabe! sólo podemos depender
de Dios, quien es el único que nos protege de morir o nos llama a su presencia.
Con otra pasajera
íbamos conversando sobre el incidente, y decíamos que nadie puede hacer nada
por nosotros, y que lo mejor era confiar en Dios y su protección.
Al tomar el
microbús que me lleva a la UEES, escuché unas alabanzas, y mis lágrimas
comenzaron a rodar sin importarme lo que dirían los que iban ahí. Una vez más
entendí que los seres humanos tenemos los días contados y que debemos vivirlos
al máximo, no descabelladamente o con libertinaje sino con responsabilidad y
con el deseo de hacer las cosas correctas ante Dios y los demás.
Al llegar a la universidad, entré a la clase y los médicos analizaban el Código de ética del Colegio Médico y el gubernamental. Yo casi no podía hablar, mi voz no salía, así es que dejé que conversaran hasta que fui tomando fuerzas y calmándome internamente. Les conté lo que había visto y el impacto que me había ocasionado ver a los muertos (puesto que según recuerdo eran los primeros que veía, aunque en el 2001 vi a varios en Las Colinas). Debido a la naturaleza de la materia (Ética) conversamos sobre este tipo de hechos, y como el valor de la vida ya no vale tanto. Uno decía, ¡vale más una camiseta! a lo que le respondí, y para algunos no vale nada. Porque solo matan por matar, por ganar una apuesta, por involucrarse en una pandilla, por envidias, etc.
¡El ser humano es frágil! por eso debe estar preparado para morir y estar seguro de lo que pasará una vez muera, pues habrá una vida eterna, que según la Biblia se pasará en la presencia de Dios, o se pasará en una condenación eterna.
Con todo esto de
la ética que he estado compartiendo y los últimos acontecimientos, Dios me ha
recordado una vez más, que debo vivir de acuerdo con Su Palabra, y que lo que
haga en mi vida traerá consecuencias positivas o negativas no solo para mí,
sino para los que me rodean. Por eso debemos vivir bajo la premisa del
Imperativo categórico de Kant: "Vive de tal manera que tus actos puedan
servir de legislación universal".
¿Qué dejaré yo
cuando muera? ¿Un buen recuerdo? ¿Una herencia no material que sea digna de
recordar? o ¿dirán "al fin se
fue"?
Durante la clase
aplicamos el método de ética axiológica (ética de valores) a un caso
específico. Y uno de los doctores que no había estado en la clase anterior dijo
que estábamos hablando de valores, pero que él consideraba que en estos días
era difícil vivir con valores. Le explique a vuelo de pájaro lo visto en clase,
y pudo entender de lo que estábamos hablando. Para muchos es casi imposible
vivir y actuar bajo valores y principios, pero sé que se puede.
Todo esto que he pensado durante el día, lo he compartido con uds. para que reflexionemos que estamos haciendo de y con nuestra vida. La muerte puede acecharnos en cualquier momento. ¿Estamos preparados para morir? En mi caso, puedo decir confiadamente que, si lo estoy, porque sé a dónde voy. Pero mi compromiso es vivir de tal manera que lo que yo haga sea digno de imitar.
Leí en algún lado que el que no está preparado para morir es porque no está preparado para vivir. Te pregunto a ti que te has tomado el tiempo de leerme, ¿Estás preparado para vivir?
Considera que somos frágiles y que en cualquier momento nos podemos ir, así es que aprovechemos cada minuto para vivir intensamente haciendo lo que Dios quiere de nosotros. Si necesitas ponerte a cuentas con alguien, hazlo; si necesitas decirle a alguien que le amas, hazlo; si necesitas pedir o dar perdón, ¡hazlo ya!
Alicia Herrera
Rebollo
27 de marzo de
2010
No hay comentarios.:
Publicar un comentario