Translate

jueves, 1 de enero de 2015

¿Qué quiere Dios de mí?



Esta madrugada no podía  dormir, pues hasta como las 3 am dejaron de sonar los cohetes y la bulla de los vecinos de mi mami.  Me dormí por un momento y volví a despertar como a las 4 am y en mi pensamiento entre tantas cosas que recordaba, giraba solo esta pregunta: ¿Qué quiere Dios de mí? y en el instante vinieron algunos pasajes bíblicos a mi mente. No solo en respuesta a esa pregunta, sino a mis pensamientos sobre lo vivido en el 2014.  Momentos difíciles en los que fui insultada  y literalmente rechazada hasta por mi fe y convicciones, y diversas actitudes que me dolieron porque venían de personas a las que quiero y les he demostrado mi amistad. Pero bueno, no quiero lamentarme por esas cosas, que realmente son gajes del oficio, sino llegar meollo del asunto de mis pensamientos en esta primera madrugada del 2015.


Como decía, vinieron pasajes bíblicos como en flash y me levanté porque quería escribir, pero el sueño me venció, y ahora con más calma quiero compartir lo que Dios me dijo, para no olvidarlo durante el año.

1. Perdonar siempre

Mateo 18:21-23
21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

La Biblia es clara, Jesús fue claro al decir que debemos perdonar una y otra vez a quien nos ofende.  Este pasaje y el Padre Nuestro nos insta a perdonar para ser perdonados.  Jesús mismo perdonó a quienes lo estaban crucificando y si nos ponemos hacer cuentas, cuantas vececes Dios nos ha perdonado en un año.... ufff veamos, si ofendemos a Dios, por muy santos que fueramos, unas 3 veces al día, estamos hablando de 1905 al año.  Y sinceramente  creo que le ofendemos más, pero él por amor y misericordia nos perdona. Y si Dios nos perdona, ¿por qué no hemos de perdonar a nuestro projimo?
Muchos han afirmado que las personas que viven sin poder perdonar viven con amargura, pues es como un veneno que les carcome por dentro y vaya que sí lo es.


2. Bendecir siempre

Mateo 5:44
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

Lo natural en el ser humano, es odiar a nuestros enemigos, maldecir a quienes nos maldecien, menospreciar y ultrajan, algunos dicen que hasta se siente rico hacerlo, pero el verdadero evangelio es contracultura, es tener actitudes y acciones diferentes, por amor y obediencia.
Esto nos ayuda a crear una cultura de paz y no de revancha, de amor y no de odio, de palabras positivas en lugar de negativas.  Cuando comenzamos a practicar estas cosas, se volverán algo natural, y nos hace ser seres de paz, o pacificadores.  ¿De qué sirve maldecir, ultrajar, odiar, y vengarnos? De nada! solo estaremos reproduciendo un círculo de violencia.

3. Hacer el bien siempre

Romanos 12:20-21
20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

Esto es algo también difícil, porque a veces, ni queremos ver a quien nos ha dañado tanto, pero el mal en este mundo puede ser combatido haciendo el bien.  Es algo que cuesta entender, porque lo primero que hacemos es hacer todo lo contrario a esta verdad.  Quiero acostumbrarme a hacer el bien a aquellos que me hacen mal, una mala mirada, quiero devolverla con una mirada de amor, un desprecio con una sonrisa, una mala acción, con un acto de amor.
Una vez me preguntaron que por qué le hacía favores a alguien que me había dañado tanto, y le conté la historia del maestro y el alacrán.   Creo  que uno cuando ha conocido a Jesús de manera personal, adquiere una naturaleza diferente que pelea día a día con la carne, pero que nos hace sacar nuestra esencia verdadera.  Si Dios está en mí, puedo y debo hacer el bien siempre.

4. Hacer justicia, amar misericordia y ser humilde

Miqueas 6:8
Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Este texto es muy importante para mí, es uno de los que son estandarte en mi vida, de hecho, en él basé mi discurso político, cuando fui candidata a alcaldesa. Y es que creo que si tan solo hicieramos esto, este mundo sería diferente.  Cuesta definitivamente, pero cada día debemos buscar hacer esto que es bueno: hacer justicia , no solo pedirla o demandarla a otros, sino que con mis actos debo ser justa.  amar misericordia, es decir, que me guste poner mi corazón a la par de la miseria y la necesidad de otros y si Dios renueva su misericordia cada mañana para nosotros, ¿por qué no tener esa empatía, esa compasión, esa misericordia con otros?; por último, Dios quiere que seamos humildes ante El, porque como dicen otros pasajes, Dios mira de lejos al altivo, y da gracia al humilde.   Es interesante ver que el pecado de Satanas no fue la desobediencia, sino el orgullo.  Satanás miro cara a cara a Dios pero de una forma altanera, de manera que quien se enaltece es como si se quisiera poner de tú a tú con Dios, sin reconocer su majestad y su soberanía.  Dios, dice Su Palabra, le da la espalda al orgulloso, y al que es humilde le tiende su mano.   Si nos humillamos ante Dios, será fácil ser humilde ante los demás.  Esto no es cuestión de ser pisoteados por otros, sino de mantener un carácter que sea sencillo y que nada nos hace envanecernos de nuestra condición.

Retomando todos estos pasajes, pienso que para un mundo tan lleno de soberbia, maldad, falta de perdón, revanchista, vengativo, etc.  el ser como estos textos describe, representa o implica que se es débil de carácter.  Pero pensando ¿que es más fácil, hacer estas cosas o lo contrario?... creo que es más fácil para nosotros, los humanos, reaccionar y accionar conforme a nuestra naturaleza mundana, pero haciendo lo que dice estos 4 textos, nos lleva a ejercitar un dominio propio, un carácter fuerte que sabe limitarse, para no dañar a nadie, para buscar la paz y la armonía y la no violencia.

Se que Dios me habló claramente esta madrugada trayendo a mi mente estos textos, espero dominar mis impulsos humanos para ser fuerte, para tener templanza y actuar conforme a la Palabra de Dios.

Cuando hagamos estas cosas, estaremos diciendo un NO rotundo a la violencia y cultivando una cultura de paz. Pues cuando no perdonamos, cuando devolvemos mal por mal, cuando insultamos, maldecimos, cuando no hacemos justicia, cuando somos soberbios y no hacemos misericordia, estamos promoviendo VIOLENCIA y no siendo pacificadores.

Concluyo diciendo: Lo que Dios quiere de mi es Una vida sin violencia que sí es posible


Alicia Herrera Rebollo
1 de enero de 2015

No hay comentarios.:

Publicar un comentario