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viernes, 2 de octubre de 2015

Una vida en las manos de Dios

“Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras” Salmo 73:28


Una vida en inicio (Dios cuidando y preservándola)

Después de casi morir junto a mi mamá, durante su embarazo, milagrosamente nací en diciembre de 1965 en un hogar super católico. Además, mis padres Carlos Herrera Rebollo y Concepción Rebollo de Herrera R. eran jóvenes profesionales muy involucrados en la vida política de mi país El Salvador. Fui la tercera hija después de dos niñas, y posteriormente vinieron un hermano y una hermana.Durante mi niñez tuve experiencias familiares muy dolorosas que marcaron mi vida. Con tan sólo 6 años, en 1972 mi familia sufrió el exilio político, que duró gracias a Dios sólo 9 meses. Por la vida política y profesional de mis padres hubo ratos alegres y ratos tristes, porque la mayor parte del tiempo la pasábamos sólo con las sirvientas o con mi abuelita materna: abuelita Mina. Mi padre quien fue Alcalde de San Salvador en dos períodos (1970-1974), se retiró de la política por unos tres años, fueron momentos agradables para todos. Pero, en 1977, fue llamado por el presidente electo para colaborar como Ministro de Educación. Por supuesto, todos dijimos ¡Sí! menos Ana Celina, una de mis hermanas, pues temió algo nefasto. Y así fue, en 1979 mi padre fue asesinado vilmente por los guerrilleros, al menos así dijeron. Sin saber que mi padre había aceptado a Cristo con el hermano Juan Bueno, unos quince días antes de morir. Su asesinato marcó mi vida grandemente. Sentimientos de dolor, amargura, rechazo, deseos de venganza crecieron en mi mente y corazón. Y con esto en mente, empecé a estudiar Relaciones Internacionales, una carrera que me daría la “oportunidad” de llegar a tener poder político. Aunque yo era muy religiosa y amaba a mi manera a Dios, y a los ateos les compartía que Dios sí existía, mi vida estaba vacía.

Conversión (Dios llamándome a ser su hija)

Sin embargo, Dios tenía otros planes. Pues entre el 13 y 14 de julio de 1985, comenzó una etapa o una nueva vida en mí. Esa noche mi mamá iba asistir a una vigilia donde mi abuelita (una ex-mormona de 25 años de militancia). Yo aburrida de una vida de fiestas y amistades vacías, quise huir por un rato de mi casa que estaba llena de jóvenes en ese momento. Así es que vi la ida a la casa de mi abuela como una buena oportunidad. Pero, para mi sorpresa la vigilia no era en la casa, sino en la Iglesia Montecarmelo A.D. ¡Adiós planes de ir a dormir! Me dije, pues tuve que ir. Al llegar, todo me pareció ridículo y locura, unos oraban gritando, otros cantaban, otros lloraban. Sinceramente me asusté y le dije a Dios: ¡Te amo y te adoro, pero no de esta forma!. Varias personas me invitaron a recibir a Cristo, y yo con orgullo religioso les decía “Ya tengo a Jesús en mi corazón desde que hice mi Primera Comunión”. De repente, en mi mente le decía al Señor que me ayudara, y Él empezó a tocar mi mente y corazón, y llegó el momento en que no pude resistirme y me rendí a El, algo me hizo postrarme ante Él y comencé adorarle y alabarle.

Nueva vida en Cristo

Cuando llegué a la casa, fui corriendo a donde mi hermana Ana Celina, quien en 1981 se había convertido a Cristo. Le conté lo que había hecho, y mis lágrimas de gozo y gratitud no podían cesar. Esa tarde del sábado 14, fui con ella a la Sociedad de Jóvenes de la Iglesia Nazaret M.C.A., allí conocía a otros jóvenes que amaban a Cristo y le adoraban. Dios de muchas maneras me mostró que allí me quería. Me bauticé el 6 de octubre de 1985.El pastor Roberto Azzati (pastor interino) me tomó junto a otros jóvenes con más años de ser cristianos, y nos discípulo. Sin embargo, en diciembre tuve un problema con una señorita, y esto hizo que en enero me comenzara alejar de la Iglesia. Aun así, medio enfriada, Dios proveyó un trabajo para mí en mayo del 86. Me sentí más autosuficiente, y me alejé del Señor, aunque a veces llegaba a la oficina cantando coritos. Tras un pleito con mi hermano, el me dijo que no quería hacerse cristiano para no ser como yo. Pero, en septiembre, en una vigilia de la Semana de aniversario la Iglesia, me reconcilié con El Señor. Después él quiso suicidarse y lo encontré en su cuarto. Yo oré por él, y le pedí a Dios que me usara para que el llegara a Sus pies. Durante este año, Dios cambió muchas cosas en mi, quitó mi vocabulario soez y el odio hacia los asesinos de mi papá.

40 horas de amor

El 10 de octubre de 1986 inició otra nueva etapa en mi vida cristiana. El Salvador fue sacudido por un fuerte terremoto, y el edificio del Ministerio de Planificación, cerca de Casa Presidencial, se vino abajo. Por supuesto, allí trabaja yo, en el segundo piso. Cuando volví en mí, oí los gritos de dolor y clamor de mis compañeros. Sentí un dolor en mi corazón, pues oía como algunos dejaban de gritar. Yo le pedí perdón a Dios porque no los había evangelizado, así es que traté de callar a algunos y los evangelicé, pero no me hacían caso. Le prometí a Dios que si salía viva, le serviría como Él quisiera. Por momentos me ponía a cantar y hablar con Dios. Cuando le pedía que me llevara, venían a mi mente mi mamá (quien dos meses antes había empezado a trabajar en el Edificio de enfrente con un proyecto de AID), y mi hermana menor. De mi mami, pensaba que había muerto, de mi hermana, pensaba quien la cuidaría. Cuando dos secretarias que estaban como a dos metros, manifestaban que estaban frías, yo me tocaba y estaba calientita. Pude sentir que era Dios quien me abrazaba. Al abrir mis ojos veía oscuridad, cuando los cerraba veía un resplandor y un cielo celeste jamás visto por mí. Las horas pasaron, y el rescato llegó. A unos los sacaron el mismo viernes, a otros el sábado en la mañana. Las dos secretarias fueron rescatadas a las 25 horas. Me quedé sola. No podía moverme, salvo mis brazos. Tenía una herida en la espalda, y en mi cabeza. Había sangrado bastante, pero no sentía dolor, ni hambre, ni nada. Mi mamá afuera pedía a Dios que no sintiera nada de eso.El rescate se tornó difícil, tuvieron que pedir autorización al Presidente Duarte, a los ministros de planificación y de salud, para usar descargas de dinamita. Mi tío Miguel Angel, el hermano de mi papá, que era cristiano y mi hermana, oraron. No sentí las siete descargas. Me quemaron las piernas y la cadera con antorchas de acetileno que usaron para deshacer el hierro. A las 40 horas, el domingo en la madrugada, fui rescatada. Al salir de aquel hoyo, mi presión arterial llegó a 0/0, prácticamente morí por unos minutos. Ese día doce de octubre, mi hermano Carlos aceptó a Cristo como su Salvador y Señor.

Hospitalización (Dios obrando y usando a muchos para mi sanidad)

Estuve hospitalizada una semana en el Hospital Militar, donde por poco me da gangrena en una pierna y me pincharon el pulmón por un error de procedimiento. Dios proveyó por medio de amigos de mis padres, que fuera trasladada al Barco-Hospital El Zapoteco, de la Fuerza Naval de México, que había llegado a prestar auxilio. Allí después de curar heridas y cerrar la herida dela cabeza, de las piernas y la espalda, estuve una semana. Después estuve en mi casa por unos seis días, donde mi mamá (médico) y Carlos Atilio, un primo médico, empezaron a curar una quemada en la cadera, que yo no sentía. Vieron que era profunda, y junto a mi hermana Ana Celina, consiguieron llevarme al hospital nacional del Departamento de Santa Ana. Estuve unos 4 días, pues Dios proveyó la oportunidad de que me trasladaran al Shriners Burns Institute en Boston, Mass. Allí después de varias operaciones, estuve 3 meses hospitalizada. Y durante este tiempo mi hermana Ana Celina estuvo conmigo, a tal grado de perder su ciclo de la U.Todo esto fue ocupado por Dios para varias cosas, para mostrarme el amor de mi familia (del cual dudaba), para enseñarme que me amaba y que para Él tengo un gran valor, y que siempre me ha estado cuidando. Como muestra de que si quería ocuparme para su obra, se convirtieron mi hermano Carlos y dos compañeras de trabajo. Mi vida cambió más. En diciembre de 1986, mi hermana Maritza, la mayor y Susy, la menor, aceptaron a Cristo con una amiga de la primera.

 

Caminando en Sus Pasos

Aunque seguí trabajando secularmente, en 1987 comencé a tener ministerios en mi Iglesia con niños, en un grupo musical, y en 1988 con jóvenes. En 1990 Dios me llevó a Guatemala, para prepararme para su obra a tiempo completo. Fui a estudiar al Seminario Teológico Centroamericano. En 1993, año en que me graduaba, conocí al hombre de mi vida, un salvadoreño. Nos hicimos novios, precisamente el 14 de julio, (fecha de mi conversión). En septiembre, mi mamá aceptó a Cristo. Dio un cambio increíble. Durante 1994 trabajé en la Iglesia Nazaret, coordinando el Ministerio Infantil. En octubre de ese año nos casamos, y en 1995 regresé con Saúl al SETECA, Guatemala. Mientras él terminaba su licenciatura en teología, tuve la oportunidad de seguir con estudios de post-grado, cursando la Maestría en Biblia. En octubre de 1996 regresamos a nuestro país, para pastorear. De 1996 a 1998 estuvimos pastoreando la Iglesia Brisas del Edén, MCA, en Ayutuxtepeque, y posteriormete El Señor nos llevó a pastorear en la Iglesia Cristiana Horeb, MCA, de Santa Tecla, La Libertad, de 1998 a noviembre de 2002.Después de dos años de serios quebrantos de salud, y de los cuales Dios me estuvo sanando en un proceso increíblemente maravilloso, en octubre de 1999 pude graduarme de la Maestría. Misma que al igual que mi vida, he puesto a los pies de Cristo para Su Gloria y servicio.Dios ha permitido grandes pruebas en mi vida, aun la de mi separación con mi esposo. Intentamos recuperar la relación,  Compré una nueva casa. Dios nos consoló para consolar a otros, y se que este tiempo ha sido de crecimiento, espiritual y emocional, y contra todo pronóstico, Empezamos nueva etapa en nuestro matrimonio. Y aunque hubo pruebas, obstáculos, enfermedades, escasez, etc. queriamos seguir amándonos cada vez más y seguir sirviéndole a Dios.
Desde el 2000 a enero del 2008, trabajé como maestra de Biblia en el Colegio Evangélico Centroamericano en San Salvador.. Ahora Dios me llevó a otro campo de enseñanza siempre con niños y jóvenes, enseñando computación, pero que por razones personales, tuve que dejar en septiembre.Además estoy tratando de hacer algo que siempre anhelé: escribir. El Señor esta bendiciéndonos, y sé que hará aun más grandes cosas en mi vida y me pondrá en el ministerio que el tenía preparado para mí. En el año 2004 fui a un retiro, invitada por una amiga, ese día, Dios sanó mi corazón de todos los rencores que tenía hacía muchas personas. De verdad, pude experimentar el perdón real, el que Dios pone en el corazón, hacia gente que me hirió de alguna manera, pero en especial, hacia las personas que asesinaron a mi padre. Esto ha sido lo más liberador y esperanzador para mí. Vivir sin esa amargura que solo me dañaba a mí.Y ahora emprendiendo una nueva aventura junto a Dios, se que muchos no entienden ni aceptan la decisión que tomé en cuando a mi participación en los cambios sociales del lugar donde vivo, pero como decía un maestro: “Dios y yo somos mayoría”, Se que El me está guiando y respaldando en todo lo que ha puesto frentre a mí.Se que Dios tiene algo para mí, y está extendiendo nuestra casa, nuestra vida a nuevas y mejores experiencias de ministerio y de relación con El. Y sobretodo modelando los valores del Reino de Dios en esta tierra. Haciendo justicia, amando misericordia y siendo humilde ante El.

 

Un capítulo nuevo, lleno de esperanza

Un nuevo capítulo se abrió en mi vida, solo Dios sabía que pasaría en mi vida.  Me quedé sin trabajo en enero del 2008, y un amigo me dió empleo en un centro de enseñanza de computación dentro de un Colegio, le ayudé por casi nueve meses. Tuve que renunciar por circunstancias personales, y a los 15 días de eso, fui llamada a participar en política en un partido que me gustaba, Cambio Democrático. Fui candidata a concejal en el municipio de Nejapa, y me dediqué a la campaña política durante unos 4 meses.
Se llegó el año 2009… y una vez más, solo eramos Él y yo, ¿pero que mejor compañía que la de mi padre amado?.  A partir de la semana santa, pusimos un alto a la relación matrimonial. No fue fácil romper un círculo de violencia, después de casi 15 años de vida matrimonial. Después de esa separación final,  vino a mi vida, una serie de bendiciones en muchos sentidos. Después de pasar sin trabajo por tres meses, en los cuales tuve que vender dulces tipicos, en julio, el Diputado Douglas Avilés me abrió las puertas en la Asamblea Legislativa y comencé a trabajar con él, en el área de comunicaciones. Además estuve colaborando en la Escuela Politica de Cambio Democratico. Y también comencé a dar clases en la Universidad Evangélica.

 

Alzando vuelo

Durante estos años, fui renovando fuerzas, creciendo internamente en lo personal y en otras áreas, y finalmente puse fin al matrimonio  en octubre del 2013. Comencé a alzar libremente el vuelo, con  nuevas esperanzas, desafíos y bendiciones.  En mayo del 2014, publiqué y presenté mi primer libro de poemas, llamado “Insumisa Inquisición”. Participé por mas de un año en encuentros literarios, conociendo así el mundo de la poesía y el ambiente poético del país.
En los últimos años, Dios me permitió prepararme en diferentes áreas, que me han servido para mi vida profesional y personal. Capacitaciones, Diplomados en Etiqueta y Protocolo, Educación Superior, Certificacion en E-learning y la certificacion internacional de mi título de SETECA, me están permitiendo desarrollarme en lo que más me apasiona: la docencia.  Después de trabajar con el Diputado Douglas Avilés, pues no fue reelegido en el 2015, Dios me permitió quedarme en la Asamblea, en otra área y en la cual me siento plenamente realizada y desarrollando competencias y poniendo en práctica mucho de lo aprendido.
Después de un serio análisis de vida, cambios, reestructuración de prioridades, alejarme de circunstancias que impedían mi crecimiento personal, puedo decir ahora, que estoy alzando vuelo, con la paz, el gozo, y la certeza de un mejor mañana.
Por si fuera poco, Dios me ha llevado de nuevo a la Iglesia Nazaret, donde estoy creciendo y con el deseo de compartir lo que Él me ha enseñado y mostrado. Por fin, mi anhelo de volver a servir a Dios en esta área está iniciando.
Así que sigo adelante hacia la meta y creciendo conforme a la estatura del varón perfecto, Cristo.

Comparto con ustedes, una canción que he adoptado como lema desde julio del 2015..



Sólo puedo decir,
¡Gloria a Dios por lo que ha hecho en mí!


Alicia Herrera Rebollo

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