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lunes, 5 de septiembre de 2016

Es mejor “DAR” que “Recibir”

Es mejor “DAR” que “Recibir”

Hace unos días, mientras viajaba en un taxi de la Cooperativa “Monaco” escuché por primera vez una canción que me cautivó, por su letra, música y ritmo. Al siguiente día, volví a viajar en otro de esos taxis, y la volví a escuchar. Esta vez le pregunté a Ricardo, el taxista, que quien cantaba y como se llamaba la canción... Me dio el nombre de la cantante, y la busqué en Youtube. Esta canción se llama precisamente como he titulado este escrito: Es mejor dar que recibir


Me ha hecho reflexionar tanto en estos días. Por esta razón, estoy aquí, escribiendo mis pensamientos y compartiéndolos con ustedes.

El martes 22 de marzo compartí el enlace a la canción en mi muro de facebook, escribiendo esto:
Siempre es así... no sólo lo material.... es nuestra vida, lo que somos, una sonrisa, una palabra, tiempo, lo que hemos aprendido, una mano, en fin... lo que Dios nos ha dado eso es lo que debemos compartir.
En resumen, ese pensamiento, es lo que creo sobre “el dar”. Aunque siempre he dicho que a veces se nos enseña a dar mas que lo que se nos enseña a recibir. Es que a veces nos cuesta recibir no solo cosas materiales, sino también afecto. Algún día abordaré ese temita, pero el tema de hoy, es sobre el dar; ese VERBO de solamente tres letras. D - A - R.

Generalmente se cree que dar es ayudar económica o materialmente a los demás que tienen necesidad, regalar cosas, o gastar montones de dinero para demostrar amor y amistad. En la Biblia nos podemos dar cuenta que el concepto de DAR es más amplio. ¿Recuerdan la viuda pobre que dio las dos blancas? De la cual Jesús mismo dijo :” En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. “ (Lucas 21:1-4) Los ricos habían dado más ofrenda, pero ésta, todo lo que tenía. De aquí parto, para decir, que es nuestra vida misma la que debemos dar, no lo que tenemos solamente o necesariamente. Cuando nos desbordamos con afecto a los demás, con cosas que para otros son insignificantes, estamos ejecutando ese verbo DAR. Talvez no tenemos dinero o cosas materiales que compartir o dar, y sí los tenemos, pues que bendición, y como dice la canción que compartí, que Dios nos de un corazón generoso y demos a los demás; pero podemos compartir lo que somos, lo que hacemos, y pequeños detalles significativos. Esto me recuerda aquel dicho que encierra una gran verdad: No da el que tiene, sino el que quiere. Si queremos podemos dar aunque no tengamos. Recordando también qaue DAR es un don, (Romanos 12:8).
 
Volviendo a lo que escribí, recuerdo que hace unos años en Nejapa, les dije a un grupo de mujeres, no tenemos dinero para darles las cosas que necesitan, pero tenemos lo que somos y sabemos y eso queremos compartirles. Fue así, que abrimos con una compañera, grupos de apoyo a la niñez, dándoles atención psicológica y círculos de lectura, de parte de ella, y refuerzo escolar, clases de inglés y manualidades, por mi parte. Sigo pensando, que todo lo que recibimos como formación, no es solo para hacer bien nuestro trabajo, sino también para compartir y enseñar. Y como dice Mateo 10:8 “ de gracia recibisteis, dad de gracia.” Todo cuanto recibamos, es lo que debemos compatir. Ayudar a un amigo o amiga, con aquello que sabemos hacer, no tiene precio y no cuesta, aunque en el mundo se le dé un costo material. Eso es DAR.
A veces, a nuestro alrededor hay tanta tristeza, dolor, desesperanza, y muchas veces no sabemos ni como ayudar, pues no es necesidad material, o a lo mejor sí, pero muchas veces no tenemos eso material para dar, entonces, ¿Qué hacer?, ¿Qué dar?, ¿Cómo ayudar? Viene a mi mente esa canción de José Luis Perales que me gusta tanto desde mi adolescencia: Comparé. 


 Y ¡sí!... pienso en una sonrisa brindada con sinceridad, un abrazo fuerte, una palmadita a quien triste está, un consejo, una palabra que anime, un texto bíblico, una reflexión, una mirada que dice “estoy aquí, cuenta conmigo”, como lo expreso en uno de mis escritos. Eso es DAR.

En muchas ocasiones, no podemos estar físicamente junto a alguien, pero una palabra, cuando la sentimos decir, por teléfono o escrito por cualquier medio: ¿Cómo estás?, “cuidate”, “¿Que tal seguiste?”, “buenos días”, “buenas noches”, “Estoy orando por ti”, ¿Qué hizo hoy?, en fin, palabras que brotan de un interés sincero por la otra persona. Esto es, entonces, lo que dice Filipenses 2:4 “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” Me ocupo de mis cosas, pero también de las cosas de los demás. Eso es DAR.
 
Tenemos que pensar en esas pequeñas cosas, que muchas veces nos gustaría que hicieran con nosotros, brindar tiempo para hablar y escuchar, para recibir a los demás en nuestro hogar, o simplemente compartir un café, sin importar el lugar. Me niego a aceptar que pensemos que estamos dando lo mejor, sólo cuando se trata de lugares lujosos a los cuales invitar. Si realmente es la compañía lo que se valora y no el lugar o lo gastado. Cuando brindamos detalles, y un acompañamiento en el andar, estamos ejecutando ese verbo de tres letras... Eso es DAR.
 
Me parece que debemos quitarnos de la mente ese concepto materialista del dar, en el sentido de ayudar con dinero o algo material. Cuando borremos ese paradigma mental, entonces, aprenderemos a dar como Dios lo hizo, que no escatimó, mostrar su amor por nosotros el género humano, al dar a Su Hijo, el único Hijo, para que muriera por nuestros pecados, y darnos así salvación. (Romanos 8:32). O quizás es al revés... cuando aprendamos a ver el DAR al estilo de Dios, entonces nos quitaremos esos paradigmas mentales nefastos de la sociedad. Sé que Dios nos da todo tipo de bendición, material y espiritual, nos da un nuevo día, el sol, la luna, las estrellas, paisajes que contemplar, caminos por andar, el canto de las aves, la risa de un niño, lo que necesitamos para vivir, y lo que sabe que no elevará nuestro ego, pero lo mejor que El nos dio fue a Jesús... ese es AMOR, eso es DAR. 
 
Cuando entendemos este DAR, dejaremos de sentirnos presionados por aquellas corrientes que dicen que los que dan mucho es porque tienen problemas de personalidad o porque buscan amor, etc. Y es que la mente y corazón humano no puede concibir que alguien de con verdadero amor, porque está encerrado en su egoísmo o paradigmas mentales heredados. Recuerdo que un amigo argentino, llamado Angel, me dijo una vez: “no se da porque se necesita amor, sino porque hay tanto amor para compartir, alguien que da, tiene eso en su vida: Amor”, y esto concuerda con el DAR de Dios... que da porque ama... Puedo asegurar que aquí si aplica lo de la teoría económica del rebalse... Si Dios nos ha dado tanto, rebalsamos de sus bendiciones, ¿Cómo entonces nos hemos de quedar con todo?. Damos de todo lo que El nos da cada día.
Es en el DAR al estilo de Dios, que cobra sentido, la oración de San Francisco, que también me gustaba de niña: Porque dando es como recibimos; perdonando es como Tú nos perdonas; y muriendo en Ti, es como nacemos a la vida eterna
 
Por mi parte, le pido a Dios lo que dice esa canción a la que me refiero:
Dios enséñame Dios, a ser tan fiel y generoso como tú. Dios enséñame Dios a abrir mis manos y mi corazón, para dar y ser feliz, pues tu promesa dice: Es mejor dar que recibir.
Que es cierto que cuando damos recibimos, definitivamente, y hay muchos pasajes bíblicos, que abordan esta verdad, pero que no sea esa nuestra motivación, sino en la de imitar a nuestro Dios, para ser felices, para dar por amor real y no por interés. Ayudemos a nuestros semejantes, no solamente con lo material.
Recordemos pues, esta verdad. seremos doblemente felices:
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Hechos 20:35
Alicia Herrera Rebollo
26 de marzo de 2016

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