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lunes, 1 de mayo de 2023

De la violencia a la libertad y sanidad. (4)

 




Deseo abordar este tema en cuatro partes, a saber:
  • Buscando ayuda en el proceso de violencia
  • Oportunidades de crecimiento
  • Atajos peligrosos
  • Libertad y Sanidad

  • Buscando ayuda en el proceso de violencia
Siempre fui de las personas que buscó ayuda para aprender a solucionar problemas.  Cuando empezó mi matrimonio no fue la excepción.  Tanto en Guatemala como en El Salvador busqué a personas que me pudieran ayudar a enfrentar crisis matrimoniales, el problema es que solo yo iba. Rara vez mi esposo la buscaba, a veces decía que no creía en psicólogos u otro tipo de ayuda.  A veces buscaba el consejo de mi madre, más que todo. Fuimos en un par de ocasiones a hablar con el Pastor que nos había casado, y sus consejos eran bastante fuertes, hasta chocantes, pero parecía que eran como consejos para hacer reaccionar a mi esposo. 
Nada parecía ayudarnos... cómo dicen el matrimonio es de dos, y si uno no quiere avanzar, no sirve de nada.

Cuando tuvimos la primera separación en el año 2002, después de una fuerte discusión, se fue, y yo quede desecha, destrozada, lloraba toda la noche hasta la madrugada. A tal punto que mis gritos de angustia y dolor los oían los vecinos hasta 2 casas después de la mía.   En el segundo día, fue mi hermana Maritza que le avisó a mi mamá y juntas me llevaron a pasar consulta al psiquiatra.  Por supuesto, quedé ingresada como 3 o 5 días, ya ni recuerdo.   Desde ese momento, comencé a ser tratada por depresión y me dieron las respectivas pastillas.

Saliendo del hospital, las llamadas a la casa de mi suegro eran constantes, a veces me respondían a veces no.  No sabía manejar esa nueva experiencia de la separación, sentía que me moría y que no podía estar sin él.  
Durante ocho meses antes de volver a estar juntos, me tocó acompañarle a la iglesia en Santa Tecla, que había pasado por lo del terremoto del año 2001, según él la gente no se daba cuenta que llegábamos por separado.  Sinceramente, me sentía tan mal, tan hipócrita de pretender que todo estaba bien.´ Pero debo agradecer que fueron amorosos y comprensivos.  A los ocho meses le pidieron los de la misión le pidieron la iglesia, y le recomendaron que se reuniera con los pastores del circuito, para que fuera pastoreado, pero se negó.

Siguió aumentando la violencia, tuvimos serios problemas, y yo seguía fingiendo que todo estaba bien y que las cosas mejorarían. Pero me iba sintiendo peor que basura, que no era suficiente y que perdía mi valía hasta ponerme de alfombra para no dañarlo.
Seguí mi tratamiento antidepresivo por varios años, casi 8 años.  En una ocasión el psiquiatra me dijo que yo no debía sentirme culpable por lo que mi esposo no quería hacer. ´Él le detectó algún trastorno de conducta, por dos ocasiones que se reunieron.   Fui entendiendo que yo no era la salvadora de él, que no podía hacer nada si él no quería solucionar sus problemas y crecer.  
Durante este tiempo, cuando en el Colegio me veía decaída o llorando por mis problemas, no faltó el consejo de alguna compañera mayor.  Realmente me mostraron tanto cariño y preocupación.  

Mis hermanas y mi hermano fueron claves en tomar decisiones firmes. Anteriormente relaté como mi hermano Carlos y mi hermana Ana Celina y otras amigas me ayudaron en los últimos días.

  • Oportunidades de crecimiento
Cuando en abril del 2009, finalmente le pedí que se fuera de la casa, iba a ser la cuarta separación, y le dije que sería la última y definitiva.  Yo estaba con depresión, tenía varios meses de estar sin trabajo. Él se burlaba, y eso me dolía, porque desde el 2002 hasta el 2008, que él estuvo sin trabajo fijo, pasaba dormido toda la mañana, se le veía deprimido, pero no lo aceptaba.  Cuando le diagnosticaron la diabetis, yo lo cuidé por 15 días, para que no fuera ingresado en hospital, me dolió que no pudo entender mi depresión en esos días de estar sin trabajo y sin la adrenalina y la emoción de la campaña política.

Oración y acción
Las primeras acciones que di fueron en esa Semana Santa, mi hermana Ana me daba tareas para arreglar cada parte de mi casa, y por las tardes hablábamos y orábamos.  En esos días mi madre ni enterada, pues se había ido al mar con mi hermana.  No sabían lo que yo estaba viviendo.   

Realmente la oración y mis tiempos con Dios fueron clave desde el inicio, tanto mis oraciones personales como las de las personas que me aman y me apoyaron durante todo este proceso.  Sumado a esto, el cantar a Dios y alabarlo.

Emprendimiento
También mi amiga Sonia, fue tan dadivosa que me regaló $10 dólares de los dulces que hacía, para que yo iniciara mi negocio. Ahí fue que intervino mi amigo de chat, Will, me explicó cómo hacer que el dinero ganado creciera.  Comencé a ir a la UEES los días sábados para ayudar a algunos catedráticos con sus aulas virtuales, no me pagaban, pero lo hacía con mucho gusto, y también llevaba los dulces y vendía entre los médicos estudiantes de postgrado.  Así  estuve como tres meses, y llegué a invertir hasta $ 40 semanales.  Sacaba para mis gastos diarios de alimentación, pero mi madre me ayudó a pagar la energía y me enviaba a Doña Rosita una vez a la semana para que me ayudara con las cosas de la casa.

Involucramiento político
Después de esa Semana Santa, un compañero del partido, don Raúl Vásquez, me pidió que lo ayudara a elaborar un boletín del partido, y me iba unos días a la oficina del Grupo Parlamentario de CD en la Asamblea Legislativa, para ayudar.  También me invitaban a realizar trabajo territorial en diferentes lugares de Nejapa.  Recuerdo que una de las cosas que les gustaba de mí, era mi habilidad para hacer videos y comunicar con fotos en emails y Facebook. Un buen día, el Diputado suplente Avilés, que pasaba a sustituir al Diputado propietario, porque este pasó a formar parte del Gabinete de Gobierno, me compró la caja entera de dulces.  En julio de ese año, me ofreció trabajo en el Grupo Parlamentario para que yo administrara la web y colaborara con prensa.  Esto realmente, fue una tabla de salvación para mi vida.
Me involucré en ayudar a capacitar en la Carta de Principios y Valores del partido, y recorrí muchos municipios del país.  Ahí la compañía y dirección de personas como el Dr. Morales Ehrlich, Sandra Barillas, Paul García, y otros fueron de gran ayuda. También el ambiente laboral dentro del Grupo Parlamentario fue clave, me hicieron sentir en familia y mostraron tanta empatía y camaradería, que me hacían olvidar lo que estaba viviendo.

Estudiar
Mi madre me pagó un Diplomado en Etiqueta y Protocolo en la UTEC, fueron como dos o tres meses yendo los sábados. Fue un tiempo lindo y de mucho aprendizaje, pero al ver las fotos de entonces, se notaba mi tristeza. Hice buenas amistades.  Esto fue antes de que comenzara a trabajar en la Asamblea con el Diputado.

Enseñar
Por años mi esposo había impartido la Cátedra de Ética en la Escuela de Postgrado de la UEES, y algunas veces yo le ayudé.  Pues en vista de la situación, la directora de la Escuela que era mi madre, habló con el Rector y le preguntó si podía yo impartirla, pues había buscado a otros y nadie podía.  Así es que él otorgó el permiso.  Fue todo un reto, pero comencé y  en todos los años fui bien evaluada por los estudiantes, gané premios en el manejo del Aula Virtual de la Cátedra. Con el otro catedrático con quien compartía la materia, el Lic. Juan Pablo Ramos, nos compaginamos bien. Fueron siete años de aprender y enseñar, un tiempo que disfruté en gran manera.  
Fui capacitada en Diplomados para docentes universitarios, y una certificación internacional en e-learning con la Universidad Galileo de Guatemala. Aprendizaje que atesoro y me ayudó a mejorar mi enseñanza.

Escribir 
Aunque antes de vez en cuando yo escribía uno que otro poema o canción que solo yo cantaba, fue en el 2009/2010 que comencé a escribir casi a diario. Escribía sobre mis sentimientos, sobre mis deseos a futuro, críticas sociales, y artículos de reflexión bíblica.  Esto realmente fue una escritura terapéutica, me ayudó a hacer catarsis y a ir aceptando mis emociones.  Hay muchos escritos de dolor pero de esperanza.
Después de dos años, me contactaron algunos poetas, pues se dieron cuenta de lo que escribía, y para el año 2013 me invitaron a un Recital en la Alianza Francesa, a partir de ese momento me involucraron con ellos para ir a diferentes lugares del país.  Ellos me animaron a escribir mi primer libro de poemas, y me ayudaron a publicar "Insumisa Inquisición" presentado en  el 35 aniversario de la muerte de mi padre en el año 2014.  Posteriormente vino el libro de mi testimonio de sobrevivencia del terremoto 1986.

Tomar decisiones firmes
Pasé más de un año, entre consultas con el psiquiatra y psicólogo, y dilucidando internamente sobre qué hacer con mi vida y relación matrimonial.  Realmente en abril del 2009, ya había dicho que sería la última y definitiva separación, pero no me atrevía a dar el otro paso, el divorcio.
Oré mucho para tomar una decisión, y puse en práctica una herramienta que se enseñaba en la clase de Ética, un método para tomar decisiones, sopesando los valores personales, y los pro y contras.  También pensaba en lo culturalmente aceptado en el ámbito en el que me desenvolvía, sobre todo en el cristianismo.  Fue difícil tomar la decisión, sentía que se cerrarían oportunidades, pero realmente yo quería salir de todo ese mundo de violencia.

Finalmente en septiembre del 2010, llamé a mi esposo, y nos reunimos para almorzar. Le pedí el divorcio y dijo que sí.  Me sentí tranquila.  Pero al día siguiente me escribió un email, diciéndome que le diera un mes. Le pregunté para que, y nunca me respondió.   Al mes me llamó para pedirme el favor de contactarlo con el Presidente del FSV, pues estaba sacando una casa en Santa Ana, y estaba teniendo problemas.  Me dijo que él quería que cuando le dieran la casa yo me fuera para allá.  Durante un año, él no parecía estar interesado en regresar conmigo, nuestra comunicación fue poca.  Ese día le dije que yo no quería casa, que quería que me reconquistara y fuéramos a terapia o consejería matrimonial, a lo que respondió: "Ah pues, pone el divorcio".  Cosa que hice en dos ocasiones, porque la primera me falló, pues mi esposo había contactado a la abogada y le dijo que como era posible que ella siendo cristiana, me iba a divorciar.  Eso me di cuenta después de un año que el divorcio no salía. 
Al final, ya casi terminando el año 2012 puse la demanda de divorcio con un amigo de mi hermana Maritza y mi primo Quique, Mauricio Rivera (QDDG).  

Otra decisión tomada, fue parar el tratamiento antidepresivo, y lo hice consciente de que parar los medicamentos no era recomendado, sin embargo, lo decidí pidiendo a Dios que me sacara El de esa depresión. Realmente me sentí mejor sin esas pastillas.

También recordé lo que alguien una vez me dijo: “El matrimonio es como las yuntas de bueyes.  Siempre van dos, si uno se echa al suelo y no quiere seguir caminando, el otro puede morir, así es que hay que separarlos”.   Tomé esta analogía para mí, yo no quería morir en el intento de una relación que no iba a ningún lado.

  • Atajo peligroso
Debo decir que al año de estar separada, muchos me dijeron que saliera y conociera a otras personas, tomé la palabra y en julio del 2010 me atreví a aceptar invitaciones en plan de amistad, pero realmente me arrepentí de haberlo hecho. Me expuse peligrosamente, incluso a que se aprovecharan de mi vulnerabilidad y jamás lo volví a hacer. Me enfrasqué con mis trabajos, la vida partidaria y mis cosas personales. 
Después del divorcio, también estuve saliendo con alguien por casi tres años, y fue una mala experiencia. Entendí que yo no estaba aún preparada para salir con nadie ni tener una nueva relación.  
Estos fueron atajos por recomendación de otras personas, que definitivamente yo nunca la daría a mujeres ni a hombres después de una separación o divorcio. Primero hay que sanar las heridas antes de iniciar algo.

  • Libertad y Sanidad
El divorcio por fin llegó el 11 de octubre.  Mi aún esposo no se presentó nunca a las citas que le hicieron y menos a la audiencia final.  Al salir de la audiencia en la que se concedió el divorcio, mi madre me tomó esta foto (algo movida) pero  es símbolo de mi libertad.

No puedo omitir, que ese 11 de octubre, yo había comprado el tradicional pastel para celebrar el aniversario de mi rescate del terremoto de 1986, y que llevaba siempre a la oficina, para compartir.   Al regresar de la audiencia a la oficina, encontré que mis compañeros habían mandado a comprar comida, para celebrar el divorcio.  Nunca me sentí tan amada, aceptada y comprendida, yo estaba que no cabía de la felicidad, pues había iniciado una nueva etapa de vida, en libertad.

Tomé un curso sobre masculinidades: "Generacción 2014" que impartió el Centro Bartolomé de las Casas, también había tenido contacto con diferentes personas que manejaban el tema de la violencia, fui testigo de la creación de las leyes para una vida libre de violencia para las mujeres, y otras leyes,  que me fueron abriendo los ojos al tema de la violencia. Tomé un curso sobre el lenguaje no violento, y focusing, y otros más, que me ayudaron a ir cambiando muchas cosas en mi vida y a entender lo que yo había vivido y como podía ir sanando mis emociones.  Además de informarme y formarme, en el partido junto a Sandra Barillas, facilitamos temas sobre este tema de la violencia y como no ser violentos.  Todo esto me ayudó a ir sanando y superando esos banderines de violencia.

En el año 2021 tomé un curso de días hace dos semanas llamado "Sanando las heridas del corazón" del Trauma Healing Institute que impartió la Sociedad Bíblica de El Salvador, que por cierto, en el 2009 mi hermana Ana Celina había compartido conmigo esa Semana Santa, de manera informal.  Después recibí una capacitación, para ser facilitadora,  sigo en el proceso compartiendo y aprendiendo, para ayudar a otras personas a sanar su corazón.

Algo que definitivamente me ayudó grandemente fue reencontrarme con mi exesposo, en el ámbito laboral.  En el año 2017, después que por fin lo saqué como beneficiario del ISSS, él se volvió a casar y a los meses de eso, comenzó a trabajar en la Oficina Departamental de la Asamblea en Santa Ana.  Cuando me di cuenta, me puse mal, porque eso implicaba que de vez en cuando lo vería de cerca.  Entendí que aun no estaba sanada mi herida.  Sin embargo, despuúes de unos meses, cuando lo encontré frente a frente, pude verlo en personas, y no sentí nada, ni rencor, ni enojo ni nada.  Fue un sentimiento de alivio porque pude ver que ya había perdonado y mi corazón estaba sanando.  

Cuando en el año 2021, me enteré de su fallecimiento por COVID, pude hacer duelo. Una joven de la oficina, al verme llorar, me dijo que quizá yo aún lo quería. Pero no era eso, pude recordar los buenos tiempos y vivencias que tuvimos.  Mateo Gómez, un ex compañero de SETECA, y experto en esto de los duelos, me llamó, y me dijo que este tipo de duelos es incomprendido y casi no se vive, pero que era sano y necesario.  El día que murió coincidió con el día en que un día en Guatemala nos habíamos hecho novios, ese día lo lloré porque me parecía que estaba joven y con una vida nueva con su esposa, ya reconciliado con Dios y con sueños, y me dio tristeza que su vida ya no los realizaría.  Hablé con mi ex cuñada y su hija, para darles mi pésame, le escribí a uno de sus hermanos.  Di gracias a Dios, que él había encontrado una buena mujer y que había estado feliz esos cuatro años de matrimonio, al menos eso esperaba.  Ahí pude ver que ya no había resentimiento hacia él, que en mi corazón había perdonado.

Hace poco, unas tres semanas, viendo una película con un amigo muy especial, salió una escena que me hizo llorar y recordar dos banderines que mencioné antes, y pude entender, que aún hay cosas que me duelen, y pedí a Dios que me ayudara a sanar todo lo que aún dolía.  

Les confieso que por años, como dije al principio de estos escritos, quise compartir, pero no me atrevía, por miedo quizá a recordar y revivir cosas que dolían.  Pero he llegado hasta aquí por el amor y la gracia de Dios, pues sé que aun estar escribiendo esto, me está ayudando sanar aquello que ha quedado.

Quiero hacer una analogía lo que puede pasar en estos procesos de sanidad del corazón por violencia doméstica o intergénerica:

En el año 1986, durante el terremoto,  había quedado algo atrás de mi espalda, por mi cintura que impedía que me moviera.  Adentro se formó una como pelota o tumor del tamaño de un puño, pero nunca me lo revisaron, no me molestaba. Pero en el año 1999, de repente me empezó a picar, y a los días me vi y tenía varios puntos blancos en esa área, toqué uno, y vi que tenían pus, pero no salían.  Me fui a pasar consulta al ISSS, y le conté al doctor, lo que pasaba, pero él no creyó, diciendo que era seguramente una inyección mal puesta.  Me dejó curaciones todos los días, pero a los 15 días tuve que ir a Guatemala a sacar un módulo de actualización, y mi hermana Susy me hacía las curaciones. No mejoraba nada, fui a pasar consulta allá, y pues a seguir con las curaciones.  Regresé a El Salvador, y  como no mejoraba, me fui al Hospital Médico Quirúrgico del ISSS, le conté al médico que me atendió. El solo movió la cabeza y dijo: no sé porque hay colegas que no le creen a los pacientes.   Dicho eso, me pidió subir a la camita de su clínica,  me prepararon con la enfermera, con anestesia, y tomó un bisturí, abriendo más el hoyo  que tenía. Al hacer la incisión, salió más pus, y extrajo algo como una hojuela de avena pero estaba calcificado.  Al sacarlo y sacar la pus, limpió internamente, y aunque fui a curaciones por unos días, ya no supuraba nada.  La hojuelita fue enviada a biopsia y no había nada dañino, era algo que se incrustó en 1986 y que mi cuerpo estaba rechazando en 1999.  

Ahora estoy segura de que Dios ha sacado los últimos resabios de dolor que dañaban mi corazón y alma. Puede ser que lloremos, y revivamos recuerdos, pero son necesarios, para poder ser sanados por Dios.

Hoy solo puedo decir, si puede sanar el corazón que ha sufrido violencia, se puede ser libre y seguir viviendo en completa paz y con un gozo interno que se desborda.  Hay que recordar que no somos probados más de lo que podemos resistir, y que Dios nos consuela para que nosotros consolemos a otros.

Finalmente, agradezco a Dios por su amor y compañía en estos años, porque sin Él, no estaría aquí, a mi familia y a las amistades que ayudaron en este proceso, por comprenderme y sostenerme en oración.


"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,  el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.  Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación".

2 Corintios 1:3-5


Por último, quiero compartir un poema que escribí en el año 2010 y que prácticamente fue una visualización de mi persona al futuro y que es parte de mi libro “Insumisa Inquisición”

Video del poema:  https://youtu.be/Th05gxbGCnU



Alicia Herrera Rebollo
1 de mayo de 2023

Escritos anteriores:

2. Desde El Salvador al mundo: Identificando banderines de violencia en el noviazgo (2)

3. Desde El Salvador al mundo: Identificando banderines de violencia del altar a una vida insoportable (3)


Nota: 

Si usted está pasando por algo similar, o por otros procesos que han herido su corazón, y no sabe qué hacer o quiere sanar su corazón, sientase en la libertad de contactarme, para referirla a uno de estos cursos de Sanando las Heridas del Corazón.

1 comentario:

  1. Muchas gracias Ali por escribir estos pensamientos y sucesos tan íntimos y dolorosos, pero que los haz escrito para ayudar a otras personas a Sanar sus corazones heridos por medio de la ayuda de nuestro Señor Jesucristo. El es El camino, La verdad y la vida, nadie mas que El nos puede encaminar a nuestro Padre Celestial y darnos vida Eterna y abundante. Te amo mucho mi hermana. Dios te siga bendiciendo grandemente siempre

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